Blogia
El autodidacta ambulante

La aparición del fantasma de la guerra

La aparición del fantasma de la guerra

Decían que habían ganado la guerra. Decían que las cosas iban a cambiar y que teníamos que respetar a un personaje que solo veíamos en fotos. Nos dieron pan y nos obligaron a delatar a nuestros vecinos por medio del terror y la intimidación.

Ciertamente no entendimos nada, pero la aparición del fantasma nos aplastó con violencia, tanto a unos como a otros. Dividió el pueblo en dos, una mitad fuerte y respaldada y la otra mitad silenciada por el miedo.

Fue entonces cuando tuve que ocultar mi don, la iglesia no veía con buenos ojos a la gente que por circunstancias extrañas no eran normales, así que intenté dedicarme solo a la carpintería. Desgraciadamente la gente seguía acudiendo a mí, y yo no podía negarme.

Una mañana subí la montaña para hablar con Morga. Estaba solo en su chimenea viendo como se deshacían las brasas en un frenesí de colores cálidos. Morga se había convertido en una sombra triste y desolada, que difícilmente hablaba y que raramente se movía de aquel lugar.

Le pregunté  si se había dado cuenta de que el fantasma había llegado a la ciudad.

Morga se volvió y me dijo que Liandra había visto el sueño del fantasma. Un sueño lleno de muerte, odio, desolación, tristeza y amargura. Un sueño de dualidad, de división.

Morga dijo que la única forma de vencer a aquel fantasma era la unión del pueblo. Un reto difícil ya que ni él ni yo teníamos el don de unir las cosas. Morga dijo que el solo daba la muerte y rompió a llorar.

Le dije que buscaría a la persona adecuada para enfrentarse al fantasma de la guerra. Morga me dijo que Liandra, antes de morir, veía los sueños de alguien con el don de unir. Esa persona vivía en un pueblo cercano al nuestro.

 

Bajé la montaña y nunca más volví a cruzarme con Morga.

0 comentarios