Morga, el ladrón del tiempo
“Existe una gran diferencia entre saber lo que es el tiempo y entender porque sucede…”
Morga era muy joven cuando descubrió su don, y aún así lo guardo receloso, sabía que era peligroso hablar de ello y que todos los niños se reirían de él si se enterasen.
Huérfano demasiado pronto, aunque más pronto todavía para su hermano menor. Este era lo único que le quedaba de lo que una vez fue una familia. Una palabra con un significado amargo.
Los dos hermanos se llevaban dos años de diferencia y Morga, quizás por ser el mayor, sentía toda la responsabilidad. Trabajaba más horas que su hermano, le preparaba la comida, y si no había se encargaba de robarla. Landre, el hermano menor jamás paso hambre, aunque su existencia fue más bien corta.
Landre murió de vejez con tan solo diecisiete años y Morga sabía muy bien el porqué. Llorar el día del entierro y pasar noches en vela no fue un antídoto ante tal aberración. El sabía que era el asesino de su hermano.
La gente del pueblo se preguntaba como un niño podía haber muerto de vejez siendo tan joven, claro que, solo Morga tenía la respuesta a aquello. Y es que su don era así de complicado, mientras que a Morga no le salían arrugas, Landre envejecía rápidamente. Morga se dio cuenta de que robaba juventud a aquel que estuviera cerca de él. Lamentablemente fue demasiado tarde para Landre.
Morga deseaba morir.
Dos años después conoció a Liandra.
19/02/2008
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